sábado, 27 de octubre de 2012

Ya es hora de que tú mismo saques tu partida de nacimiento.



Si piensas que siempre las oficinas del Registro Civil fueron edificios funcionales, con asientos y aire acondicionado para que esperes de forma cómoda, con empleados amables y bien capacitados que te atienden de manera digna y con rapidez, estas equivocado, todo eso es nuevo y empezó en el 2007, antes de eso era otra historia y nadie se preocupo por mejorar el servicio, peor aún por modernizarlo.

Mi primer recuerdo del edificio del antiguo Registro Civil es del año 1976, ubicado en la esquina de las calles Roca y Rocafuerte, esto no es en Piedradura donde vivían los Picapiedra, es aquí en Guayaquil, actualmente hay allí un Mi Comisariato.  Era un edificio de esquinero de grandes columnas exteriores negras muy bonitas pero escasas, con un tumbado muy alto y ventiladores destartalados que amenazaban con decapitar a cualquier despistado, que no había recibido cuidado alguno, las paredes despintadas y manchadas, un flota de escritorios que navegaban en un mar de archivadores, repisas y cajones que vomitaban carpetas y papeles que les brotaban por todos lados, y furiosos marineros y pilotines que hacían de servidores públicos encargados de brindar el servicio de inscripción y cedulación.

Cada año para matricularte en la escuela o colegio te pedían una nueva Partida de Nacimiento, no importa si seguías en el mismo colegio, igual debías presentar una nueva.  Los precavidos hacíamos el trámite en enero o febrero para evitar las aglomeraciones porque en abril, como me tocó hacerlo alguna vez, era un verdadero martirio, no importaba cuanto uno madrugaba, a la hora que llegabas ya estaba media ciudad esperando en la fila y la otra media ciudad llegaba después.

Necesitabas saber el año de tu nacimiento, el tomo y la página en la que te inscribieron, luego debías comprar una especie valorada, la cual se llenaba a máquina de escribir, para eso había una cantidad de acomedidos mecanógrafos que te ofrecían la especie valorada, llenarla a máquina con los datos que les indicabas y finalmente te ofrecían agilitarte el trámite por una cantidad, tu esperabas fuera de la multitud y en cuestión de 30 minutos a una hora te entregaban tu papel, pero si tú querías ser un buen ciudadano y no recurrir a los servicios del tramitador porque te parecía injusto que las demás personas hagan las largas filas o porque no tenías para pagar por los servicios del acomedido personaje, entonces te ponías en la cola y observabas el ir y venir de los tramitadores entregando partidas de nacimiento a sus clientes con la ayuda de agiles y serviciales empleados del registro civil, ansiosos y presurosos por romper los records de sus compañeros o quizás por completar la cantidad de dinero por coimas esperada en ese día o semana.  


Todo esto contrastaba con la forma en que esos mismos empleados atendían a los de la fila, después de una hora de espera se llegaba a la ventanilla, donde cualquier cosa servía de pretexto para decirte que algo estaba mal o que algo faltaba y que debías hacer otra solicitud, si tenias la suerte de que te la aceptaban te entregaban un papel para que regreses a retirarlo en 3 días.
Ni te molestes en ir a los tres días exactos, no faltó el ingenuo que así lo hizo, se mando la fila de una hora bajo la lluvia entre empujones de sudorosos, tosigosos y griposos conciudadanos, no te olvides que son meses de invierno, para que el amable empleado público solo con ver la fecha que era exactamente de hace tres días te diga “no está, regrese mañana”.  No faltó el extremadamente ingenuo e inocente que regreso al día siguiente.  A mí ya me habían aleccionado bien mi  mamá y mis tías, expertas en sacar partidas de nacimiento, que habían delegado la inevitable e ingrata tarea a la nueva generación, el primogénito de cada familia, entiéndase yo que tenía 12 años y el hijo mayor de cada una de mis tías que estaban entre esa edad y los 14 años.
La sabiduría popular indicaba que las partidas se retiraban a los 7 días y no en la mañana sino en la tarde, una hora antes de que cierren, de esa forma evitabas las montoneras de gente y tener que regresar otro día.
Esta era una odisea de todos los años y por si algún lector agudo, de pensar rápido y de buscar eficiencia en cada cosa que hace, con inteligencia se le ocurrió la lógica idea de sacar unas doce partidas de nacimiento de una vez para no regresar nunca más a tan desagradable trámite, está subestimando la capacidad de diseñar trámites engorrosos, innecesarios y denigrantes de nuestros ministros de educación, directores provinciales, directoras de escuelas y rectores de colegios que no iban a permitir que alguien se pase de listo y saque una docena de partidas de nacimiento de una sola vez, porque el reglamento para matricularse en escuelas, colegios y universidades era muy claro, Partida de Nacimiento ACTUALIZADA, entiendes sabido, eso quiere decir que tienes que ser emitida el mismo año en que te matriculas.  


A finales de los años 80 ya había terminado yo la Universidad y no necesité más partidas de nacimiento, no recuerdo bien pero creo que fue en el gobierno de Sixto Durán Ballén que las oficinas del Registro Civil se trasladaron al Sur de la Ciudad a la ciudadela los Esteros, las nuevas instalaciones eran más grandes, pero por dentro seguía todo igual, un desorden que se apreciaba desde fuera, sistemas obsoletos, filas, tramitadores inescrupulosos, groseros y corruptos empleados, incapaces y cómplices directores.



Lástima que ninguno de los otros vio la necesidad de brindar un buen servicio a la ciudadanía, o porque no le dedicaron el tiempo necesario para gobernar, o porque no tuvieron la inteligencia ni el valor de hacerlo, llámese Jaime, Oswaldo, León, Rodrigo, Sixto, Abdalá, Fabián, Jamil, Gustavo, Lucio o Alfredo.



Edificios del Registro Civil a partir del 2007 con la Revolución Ciudadana