sábado, 15 de diciembre de 2012

Auditoria y renegociación de la deuda externa



Desde el fin de la dictadura militar y el regreso a la democracia en 1979, nos parecía algo normal que los gobiernos de turno se endeuden y que una parte cada vez mayor del presupuesto del estado se destine al pago de esta deuda.  Desde que tenemos uso de razón escuchamos que el país presta dinero para hacer las grandes obras de infraestructura que se necesitan como las represas y las plantas termo eléctricas, la explotación petrolera, la construcción de puentes y carreteros.
Todo parecía normal hasta que en algún momento empezamos a pedir prestado para financiar el gasto corriente del presupuesto, y se puso peor cuando el mayor porcentaje del presupuesto era para pagar la deuda externa.  Creo que me pasó lo mismo que a todos, influenciados por los economistas pro BM y FMI, no pagar la deuda externa sería algo impensable y catastrófico para el país, nadie nos prestaría dinero y los acreedores embargarían barcos, petróleo, aviones, cuentas del país en el exterior, nadie invertiría en el Ecuador.
Era un titular fijo en los periódicos y la entrevista predilecta de los noticiarios estelares a los gurús locales, Walter Spurrier en Ecuavisa, Pablo Lucio Paredes en Telesistema, Jorge Swett en TC Canal 10, todos fieles seguidores de las políticas económicas del BM y el FMI, recomendaban aumentar el precio de los combustibles y los servicios básicos para aumentar los ingresos del estado y reducir la inversión social a la mínima expresión para tener suficientes recursos y poder pagar la deuda externa, no había otra opción y esos eran los famosos paquetazos económicos de los primeros días de cada año, se planeaban en secreto y todo el mundo especulaba que medidas tomaría el gobierno, los más listos llenaban el tanque de gasolina o compraban dólares la víspera del anuncio para ahorrar en el primer caso unos cuantos sucres o ganar otro tanto en el segundo caso.  La principal función de los ministros de finanzas desde 1979, era ver que haya los recursos para pagar la deuda externa, cueste lo que cuete.  Desde el 2000 casi el 50% del presupuesto es para pagar deuda externa y se hacen nuevos préstamos para pagar sus intereses.
Después de que en el 2007 se hizo la auditoria a la deuda externa y de declara ilegitima una parte  de la misma, el gobierno declara en el 2008 el cese de pagos del 70% de su deuda en bonos, los tenedores de deuda ecuatoriana la sacaron al mercado a un valor apenas por encima del 20% de su valor nominal, es allí cuando se da una jugada maestra de las que se aplauden en todo el mundo cuando un genio de Wall Street de la nada, con simple especulación y en pocos minutos se gana miles de millones de dólares.  Con 800 millones de dólares el país compro 3000 millones, ahorró 2200 millones de dólares y más los intereses que ya no se deberán pagar, el ahorro podía llegar a 7000 millones.  Se expulso al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, y ya no seguimos las recetas de estos organismos internacionales y hemos dejado de pedir prestado para pagar intereses de la deuda externa. 
Lástima que a ninguno de los otros se le ocurrió como salir de ese círculo vicioso ya sea por no saber de economía o porque solo entendían la economía que pregonaba el BM y el FMI, o porque no le dedicaron el tiempo necesario para gobernar, o porque no tuvieron la inteligencia ni el valor de hacerlo, llámese Jaime, Oswaldo, León, Rodrigo, Sixto, Abdalá, Fabián, Jamil, Gustavo, Lucio o Alfredo, lo único que no deben olvidar estos ilustres y para lo que no necesitan ser economistas es “Lo primero es la vida, después la deuda” (Rafael Correa Delgado).

sábado, 27 de octubre de 2012

Ya es hora de que tú mismo saques tu partida de nacimiento.



Si piensas que siempre las oficinas del Registro Civil fueron edificios funcionales, con asientos y aire acondicionado para que esperes de forma cómoda, con empleados amables y bien capacitados que te atienden de manera digna y con rapidez, estas equivocado, todo eso es nuevo y empezó en el 2007, antes de eso era otra historia y nadie se preocupo por mejorar el servicio, peor aún por modernizarlo.

Mi primer recuerdo del edificio del antiguo Registro Civil es del año 1976, ubicado en la esquina de las calles Roca y Rocafuerte, esto no es en Piedradura donde vivían los Picapiedra, es aquí en Guayaquil, actualmente hay allí un Mi Comisariato.  Era un edificio de esquinero de grandes columnas exteriores negras muy bonitas pero escasas, con un tumbado muy alto y ventiladores destartalados que amenazaban con decapitar a cualquier despistado, que no había recibido cuidado alguno, las paredes despintadas y manchadas, un flota de escritorios que navegaban en un mar de archivadores, repisas y cajones que vomitaban carpetas y papeles que les brotaban por todos lados, y furiosos marineros y pilotines que hacían de servidores públicos encargados de brindar el servicio de inscripción y cedulación.

Cada año para matricularte en la escuela o colegio te pedían una nueva Partida de Nacimiento, no importa si seguías en el mismo colegio, igual debías presentar una nueva.  Los precavidos hacíamos el trámite en enero o febrero para evitar las aglomeraciones porque en abril, como me tocó hacerlo alguna vez, era un verdadero martirio, no importaba cuanto uno madrugaba, a la hora que llegabas ya estaba media ciudad esperando en la fila y la otra media ciudad llegaba después.

Necesitabas saber el año de tu nacimiento, el tomo y la página en la que te inscribieron, luego debías comprar una especie valorada, la cual se llenaba a máquina de escribir, para eso había una cantidad de acomedidos mecanógrafos que te ofrecían la especie valorada, llenarla a máquina con los datos que les indicabas y finalmente te ofrecían agilitarte el trámite por una cantidad, tu esperabas fuera de la multitud y en cuestión de 30 minutos a una hora te entregaban tu papel, pero si tú querías ser un buen ciudadano y no recurrir a los servicios del tramitador porque te parecía injusto que las demás personas hagan las largas filas o porque no tenías para pagar por los servicios del acomedido personaje, entonces te ponías en la cola y observabas el ir y venir de los tramitadores entregando partidas de nacimiento a sus clientes con la ayuda de agiles y serviciales empleados del registro civil, ansiosos y presurosos por romper los records de sus compañeros o quizás por completar la cantidad de dinero por coimas esperada en ese día o semana.  


Todo esto contrastaba con la forma en que esos mismos empleados atendían a los de la fila, después de una hora de espera se llegaba a la ventanilla, donde cualquier cosa servía de pretexto para decirte que algo estaba mal o que algo faltaba y que debías hacer otra solicitud, si tenias la suerte de que te la aceptaban te entregaban un papel para que regreses a retirarlo en 3 días.
Ni te molestes en ir a los tres días exactos, no faltó el ingenuo que así lo hizo, se mando la fila de una hora bajo la lluvia entre empujones de sudorosos, tosigosos y griposos conciudadanos, no te olvides que son meses de invierno, para que el amable empleado público solo con ver la fecha que era exactamente de hace tres días te diga “no está, regrese mañana”.  No faltó el extremadamente ingenuo e inocente que regreso al día siguiente.  A mí ya me habían aleccionado bien mi  mamá y mis tías, expertas en sacar partidas de nacimiento, que habían delegado la inevitable e ingrata tarea a la nueva generación, el primogénito de cada familia, entiéndase yo que tenía 12 años y el hijo mayor de cada una de mis tías que estaban entre esa edad y los 14 años.
La sabiduría popular indicaba que las partidas se retiraban a los 7 días y no en la mañana sino en la tarde, una hora antes de que cierren, de esa forma evitabas las montoneras de gente y tener que regresar otro día.
Esta era una odisea de todos los años y por si algún lector agudo, de pensar rápido y de buscar eficiencia en cada cosa que hace, con inteligencia se le ocurrió la lógica idea de sacar unas doce partidas de nacimiento de una vez para no regresar nunca más a tan desagradable trámite, está subestimando la capacidad de diseñar trámites engorrosos, innecesarios y denigrantes de nuestros ministros de educación, directores provinciales, directoras de escuelas y rectores de colegios que no iban a permitir que alguien se pase de listo y saque una docena de partidas de nacimiento de una sola vez, porque el reglamento para matricularse en escuelas, colegios y universidades era muy claro, Partida de Nacimiento ACTUALIZADA, entiendes sabido, eso quiere decir que tienes que ser emitida el mismo año en que te matriculas.  


A finales de los años 80 ya había terminado yo la Universidad y no necesité más partidas de nacimiento, no recuerdo bien pero creo que fue en el gobierno de Sixto Durán Ballén que las oficinas del Registro Civil se trasladaron al Sur de la Ciudad a la ciudadela los Esteros, las nuevas instalaciones eran más grandes, pero por dentro seguía todo igual, un desorden que se apreciaba desde fuera, sistemas obsoletos, filas, tramitadores inescrupulosos, groseros y corruptos empleados, incapaces y cómplices directores.



Lástima que ninguno de los otros vio la necesidad de brindar un buen servicio a la ciudadanía, o porque no le dedicaron el tiempo necesario para gobernar, o porque no tuvieron la inteligencia ni el valor de hacerlo, llámese Jaime, Oswaldo, León, Rodrigo, Sixto, Abdalá, Fabián, Jamil, Gustavo, Lucio o Alfredo.



Edificios del Registro Civil a partir del 2007 con la Revolución Ciudadana














viernes, 31 de agosto de 2012

Pensé que el negocio de asfaltar calles y carreteas no terminaría nunca.



Estaba ya en bachillerato cuando estudiando economía por un lado e historia universal por otro, en algún momento llegue en la enciclopedia Monitor de Salvat Editores a las páginas de la gran depresión en los Estados Unidos, aunque ya había leído sobre el tema en otras ocasiones, no había notado la gran importancia del sistema vial en el desarrollo de los Estados Unidos, a finales de los años treinta empezó el diseño de un sistema de super autopistas, su construcción fue autorizada por la Ley de Ayuda Federal de Autopistas de 1956 y promovida por el presidente Dwight Eisenhower, influenciado por sus experiencias como soldado al cruzar Estados Unidos en 1919 y el conocimiento de las autopistas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, que permitían un eficiente y rápido desplazamiento de de tropas y suministros.
Aunque la construcción de la red continúa hoy en día, fue declarada oficialmente acabada en 1991, el costo inicial fue de 25.000 millones de dólares en doce años, pero al final costo 114 .000 millones de dólares y tomó 35 años terminarlo.
Desde ese entonces siempre tuve la inquietud de porque ningún presidente iniciaba un gran proyecto vial para cubrir nuestro pequeño territorio, pensé que era falta de conocimiento de la historia y la economía, que su ignorancia les impedía darse cuenta que una red vial óptima no era un gasto si no una inversión que se paga sola porque genera fuentes de empleo para las clases bajas, redistribuyendo la riqueza, dinamiza la economía al demandar materia prima y aumentar la productividad de las fabricas de cemento y hierro.  Todo esto durante su construcción, una vez terminadas permiten al sector agrícola, industrial y comercial mover con más rapidez mercaderías, llevarlas a lugares más lejanos en menos tiempo, se desarrolla el turismo y se convierte en una nueva fuente de trabajo para las pequeñas ciudades y poblados que están a sus orillas.
El ingenuo fui yo, en 1985 trabajaba en una empresa dedicada a la venta de mini computadores y sistemas informáticos principalmente contables, como analista me tocaba la parte de implementar los sistemas, ponerlos en funcionamiento y capacitar al personal en el manejo de los programas.  Viajé a Quito, me dirigí a la dirección que me enviaron en la avenida 6 de diciembre, el nombre del edificio recién estrenado no lo recuerdo, subí por el ascensor hasta el último piso donde estaban unas lujosas oficinas, todas correspondía a la empresa que hoy en día ya no existe, solo fue creada para un periodo de cuatro años.  Esta empresa se dedicaba a comprarle asfalto a CEPE, la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana, que más tarde se convertiría en Petroecuador, y lo único que hacía era revendérselo a los municipios y prefecturas, no hacía nada más, no tenían una sola volqueta o tanquero, si un municipio o prefectura requería asfalto los llamaban y ellos enviaban un la orden a CEPE y ella se encargaba con sus volquetas y tanqueros de hacer la entrega.
Quienes eran los accionista de esta mina de oro, el pobrecito hermano del presidente de esa época con todos sus hijos, y otro allegado quiteño con sus respectivos descendientes.  Desde esa época supe que nunca se harían buenas calles y buenas carreteras, no por ignorancia, ni por falta de recursos, simplemente por conveniencia, volver a pavimentar y asfaltar cada año las calles de las ciudades y las carreteras del país era un negocio demasiado grande, yo ya sabía que con cada cambio de gobierno no se haría nada por las carreteras, solo cambiaría el nombre de la empresa revendedora de asfalto y sus accionistas.
Escribo sobre este tema porque este gobierno ha terminado con ese negocio, lo había visto en los enlaces sabatinos al presidente mostrar el estado de las carreteras, el año pasado viajé a Cuenca por la vía Molleturo-Naranjal y la carretera estaba impecable, pero este año viaje Ambato por la vía Pallatanga y decir que uno no encuentra un bache ni buscándolo con lupa, no es una exageración.  Salí de Guayaquil a la 16:30 y llegue a Bucay 18:30, todo el trayecto hasta Ambato, cuatro horas, fueron en la noche, un viaje tranquilo, no falta una sola señal en las curvas y zonas de derrumbe, tubos blancos con franjas rojas reflectivas al borde de todo el camino, barandas de seguridad en cada curva y precipicio, y no solo en la vía principal, también tomé la vía Colta- Alausí y estaba en las misma condiciones, el domingo entre a la reserva faunística del Chimborazo y llegue a la vía Guaranda-Ambato, ambos en las mismas condiciones de la vía principal.
A ninguno de los otros se les ocurrió o si se les ocurrió no les convenía, o porque no le dedicaron el tiempo necesario para gobernar, o porque no tuvieron la inteligencia ni el valor de hacerlo, llámese Jaime, Oswaldo, León, Rodrigo, Sixto, Abdalá, Fabián, Jamil, Gustavo, Lucio o Alfredo.